A mediados de la década del sesenta la Argentina vivía una euforia política y cultural. La Revolución Cubana era un faro para la militancia, y un alerta para el poder de turno; el Instituto Di Tella renovaba el lenguaje del arte; la universidad estaba en un momento de gloria, los escritores latinoamericanos encandilaban a los lectores. En ese clima efervescente, como es lógico, el periodismo modifico su lenguaje y buena parte de su ideario. Surgieron revistas míticas, Primera Plana, Panorama y Confirmado, y el ofició se profesionalizó aún más. Y nació una legendaria generación de periodistas, que será fundamental en las décadas siguientes y que atravesará, cubrirá y sufrirá los momentos más intensos y dramáticos de la historia nacional: El Cordobazo, el asesinato de Aramburu, la guerrilla de los setenta, la vuelta de Perón, la dictadura y la democracia recuperada en 1983. Es decir, tiempos de política, de pasión y violencia. Y también tiempos donde el periodismo vive una transformación radical. Cambia su lugar en la sociedad, los avances tecnológicos redefinen el trabajo, y más importante aún, se complejiza su relación con el poder. Hoy esa tensión se ha aguzado al máximo. Como si hubiera que pedir permiso para criticar, como si todo apoyo estuviera obligado a la obsecuencia o la devoción. La batalla no parece ser por la verdad, sino por el dominio. En este libro, Daniel Muchnik narra una historia que vivió y de la que continúa siendo testigo y actor destacado. Desde aquellos días que hoy parecen un pasado romántico (y que siguen generando nostalgia), hasta un presente que hace unos años era difícil imaginar.