Cuando no se habla de lo que se tiene que hablar, y se dice aquello que no se necesita decir para esconder nuestra verdadera realidad conflictiva, tanto espiritual, mental o psíquica, el cuerpo se expresará sin tapujos ni consideraciones. A esto es a lo que llamamos violencia con uno mismo. La necesidad del ser humano de tener una cálida comprensión de su dolor corporal originado por su gran dolor emocional es enorme. La lamentable incomprensión de un sistema de salud a nivel mundial, que prima los estudios y las estadísticas disfrazándolos de «evidencia científica», origina individuos desorientados, perjudicados y con gran miedo, y el cuerpo es el receptor y acumulador de sentimientos negativos no comprendidos, transformados en múltiples síntomas (dolores, mareos y vértigos o complicaciones digestivas entre otros) y las cada vez más frecuentes crisis de pánico.