Don Segundo Sombra, el gaucho y su mundo, se asocian fácilmente con la idea del campo como espacio de concreción de una vida natural y sana, diferente de la que se desarrolla en la selva urbana. Don Segundo Sombra puede leerse en clave biográfica y también como novela de aprendizaje. Un muchacho de la ciudad, huérfano, se desvincula de su pueblo para seguir a Don Segundo; aprende a arrear, a domar caballos; participa del fogón, la riña de gallos, los bailes y hasta de un duelo. Las andanzas y la amistad entre un hombre maduro y un joven se plasman en esta novela considerada la obra maestra de la tradición gauchesca.