¿Cuántas veces puede intentarse algo por última vez? Muchas, todas. La madre de Fantasticland es una potencia insistente. No para. Ni siquiera cuando no puede seguir. La nave de la voluntad ya se ha puesto en marcha, y en la cabina de mandos reina el desconcierto. ¿Qué quiere? A simple vista, quiere una hija en medio del amor, digamos un fruto. Pero no se desea sobre un lecho de tréboles. La amenaza bíblica asociada a la obstetricia tiene una variante precoz: se embarazará con dolor. Un dolor completo, de tormentas biológicas y mentales que se despliega antes de los hechos como un pacto con el diablo invertido. Primero hay que pagar, después vemos.