Con los años, me di cuenta de que la personalidad del dibujo no está en el acierto, sino en el error. El amateur siempre tiene que estar. No el profesional a ultranza que hace todo perfecto. El error debe participar permanentemente. El riesgo y el error forman parte del discurso; la imperfección está presente en los grandes museos, En los grandes artistas. Las obras maestras son aquellas que parecieran no tener dificultad, hasta que la encontramos. Y eso nos acerca a ellas.