Todos nacemos con una joya en nuestro interior. Es nuestro ser, nuestro verdadero yo, nuestra esencia, lo más preciado que tenemos. Pero a medida que vamos creciendo, el mundo nos anima a mirar hacia afuera y no hacia dentro, hacia nuestras necesidades, emociones y sentimientos... Y así es como nos vamos desconectando. Podemos pasarnos la vida entera buscando eso que un día tuvimos y perdimos. Podemos emprender el camino de la consciencia, del crecimiento personal, donde la motivación será encontrar nuestras respuestas dentro de nosotros mismos, más que cogerlas desde afuera. Si cuidamos y cultivamos nuestra esencia, podremos recuperar nuestro valor y autoestima perdidos y, ante los giros y los golpes que nos dé la vida, ya nunca estaremos solos, porque por fin nos tendremos a nosotros mismos.