Una piedra yace inerte en un bosque hasta que éste es destruido por el fuego. Entonces la piedra se fragmenta en dos mitades ; una queda en su lugar, la otra es llevada a la ciudad y a partir de ahí experimenta múltiples transformaciones, embelleciéndolo todo, desgastándose cada vez más y siempre añorante de su otra mitad. Una metáfora sobre la busqueda de nuestra otra mitad, el desarraigo y la nostalgia del hogar.