"Nadie describe el fenómeno del caudillo mejor que Sarmiento. El caudillo, escribe, es "el espejo en que se reflejan, en dimensiones colosales, las creencias, las necesidades, preocupaciones y hábitos de una nación en una época dada de su historia". Es un enemigo predeterminado del progreso, el hombre natural surgido de las profundidades del salvaje suelo americano, heredero de la tradición medieval española. Su enaltecimiento al poder es "fatal, forzoso, natural y lógico", explicación más perdurable que dio Sarmiento del poder del caudillo. Postula un vínculo irracional entre las masas y su líder, por el cual el caudillo refleja de manera misteriosa la voluntad inarticulada de las masas, argumento también usado más adelante para justificar a líderes populistas tan diversos como Mussolini, Hitler, Perón, Castro. En Sarmiento, el caudillo refleja no el Espíritu de Mundo, que es la fuerza de la barbarie.