Es el último día del año en un edificio en construcción en Buenos Aires. Los departamentos (seis viviendas de lujo, una por piso) deben entregarse ese 31 de diciembre, pero no están terminados. En la mañana los futuros propietarios visitan el lugar, suben y bajan por el edificio acompañados por el arquitecto y los decoradores, mientras los albañiles trabajan. Alrededor de todos ellos flotan desnudos los fantasmas. Son extrañas y muy naturales presencias en la hueca estructura deshabitada e inacabada.