Los siete locos (1929) y Los lanzallamas (1931) de Roberto Arlt son dos piezas indivisibles de una misma historia. Ambas novelas expresan un malestar de época a través de una estética original, oscura y brillante a la vez, como una casa negra iluminada por una llamarada explosiva. Con sus novelas, Arlt rompió el molde de la narrativa realista y la llevó hacia las lindes pesadillescas y grotescas del mejor expresionismo. Una percepción deformante de los seres, las cosas y el mundo invade sus descripciones, sus metáforas y sus personajes. Hasta las ideologías políticas son llevadas a una especie de carnavalización delirante. Aún en la actualidad, sorprende lo que le han hecho decir a nuestro castellano rioplatense estas novelas. Arlt ha retorcido el idioma hasta sacarle perfectas expresiones tan lunfardescas como poéticas, tan feroces como ciertas, tan literariamente complejas como ajenas a toda pose. E incluso, sin saberlo, ha calado hondo en la tácita antología de frases memorables argentinas, como el "Rajá, turrito, rajá" de Ergueta, que todos quisiéramos espetar en el momento justo. El texto de esta edición es el resultado de un trabajo con las publicaciones originales de Los siete locos y Los lanzallamas, lo que lo convierte tanto en una obra de consulta como en una reedición cuidada, dirigida a todo público. Se incluyen, además, un prólogo de Soledad Quereilhac, el insoslayable artículo de Ricardo Piglia, "Roberto Arlt: La ficción del dinero" y cuatro textos autobiográficos del propio Arlt como Apéndice.