Quizás no haya debate más largo y encarnizado en la historia económica argentina que el del proteccionismo y librecambismo. Desde los tiempos de la Colonia, y durante todo el siglo XIX, esta opción pautó la manera de pensar el paÃs y su desarrollo. Porque al cabo, el debate nunca fue puramente económico. Involucró a la sociedad, los intelectuales, la dinámica de las alianzas partidarias y las relaciones exteriores. También la forma en que Buenos Aires y las provincias dirimÃan su lugar y su preponderancia en la nación. Es decir, la polÃtica y las ideas. Pero hay un momento, entre 1860 y 1880, donde el proteccionismo, como herramienta para el crecimiento del paÃs, tuvo un auge inusitado. ParecÃa el camino adecuado para la formación de una genuina burguesÃa industrial y para hacer realidad la ambición de la independencia económica, vÃa el incremento de la industria local, al estilo capitalista clásico.También para atenuar, o transformar radicalmente, los lazos de dependencia que Argentina tenÃa (y tuvo durante varias décadas más) con Gran Bretaña. A partir de las polÃticas en boga, y de las ideas y escritos de Vicente Fidel López, el gran pensador de ese movimiento, José Carlos Chiaramonte estudia ese perÃodo, cuando el proteccionismo no era un dogma de izquierda o de derecha, sino una elección natural de muchos para la transformación definitiva de la Argentina.Y analiza también como esas ideas casi se extinguen en la década siguiente, para volver a comienzos del siglo XX casi como un anacronismo, como un resto resignado de un tiempo superado. Edición definitiva de un clásico de nuestra historiografÃa, que incluye un prólogo de Eduardo Miguez, Nacionalismo y liberalismo económicos en la Argentina 1860-1880, sigue siendo una obra de referencia para entender el modo en que el paÃs se pensó a fines del siglo XIX. Las ambiciones de aquellos dÃas, las concretadas y no concretadas, son todavÃa un pasado vivo.