Cuando ames, ama abriendo todas las puertas y las ventanas de tu corazón, sin dejar ningún escondrijo, sin pensar en las conveniencias ni en los inconvenientes. Ama creyendo. Porque si por evitarte una desilusión te lanzas al amor con desconfianza llevarás a cuestas el dolor y las sombras desde el comienzo en vez de hallarlas -si acaso así ocurriera- recién en el final. Creer es empezar un viaje con los ojos lavados por el agua transparente de la fuente. Es cortar el jazmín que da perfume aun después de morir entre las páginas de un libro.