El nuevo libro de Jorge Fontevecchia hace lo que había que hacer: un análisis descarnado del funcionamiento estructural de la política y la sociedad argentina y una denuncia de las responsabilidades colectivas en las crisis cíclicas, y terminales, que afectan el presente y el pasado. ¿Quiénes fuimos en la era K? vuelve sobre nuestros pasos para echar luz sobre los años kirchneristas, desde el desembarco de Néstor Kirchner en la Presidencia de la Nación, su particular estilo de gobierno, los años de Cristina Presidenta, las distorsiones del relato K, la falta de decisión del empresariado local, un Poder Judicial cuestionable, el periodismo mercenario, los intereses corporativos, la complicidad de la sociedad y también su traición oportunista. Fontevecchia encuentra una metáfora perfecta para imaginar un futuro argentino capaz de superar los costos sociales que implicó el kirchnerismo. Se trata del kintsugi, el arte japonés de reparar objetos de cerámica rotos, como el de la imagen de tapa, que en lugar de ocultar y disimular las fracturas y grietas, las destaca y al mismo tiempo las une con más fuerza. Lejos de ser señales de fragilidad, para el kintsugi las grietas son una marca de resiliencia, de la capacidad de sobrevivir tras un quiebre profundo. A diferencia del kintsugi, sostiene Fontevecchia, el kirchnerismo amplió roturas en lugar de soldar grietas. "El kirchnerismo tomó todas las grietas que nos separaron (¿) para ampliar su rotura. Quienes lo sucedan tendrán la oportunidad histórica de responder a la demanda de su época sellando la grieta tan fuertemente como para que el sellado dure para siempre, pero de forma tan evidente que impida olvidar que ya la rompimos". Un kintsugi patrio es la gran cuenta pendiente que pesa sobre la Argentina.