Ingredientes esenciales de su identidad, la cocina y el humor acompañan desde hace milenios las alegrías y tristezas del pueblo judío. A ambos se recurre para celebrar la vida o para paliar el dolor... Y prácticamente en cualquier otra ocasión. Toda idishe mame que se precie de tal estará dispuesta a cocinar hasta que se acaben todos los males del mundo, que son unos cuantos. Por eso una comida judía suele implicar aun más de lo que promete, que no es poco. Ana María Shua sale al encuentro de sus recuerdos -el leikaj de miel de la bobe Tzipe, el hígado picado del abuelo Salo, los blintzes de la bobe Ani...-; busca cerrar el debate eterno sobre la consistencia de los knéidalaj; asegura saber cómo evitar que los varénikes se abran al cocinarlos; revela secretos para aprovechar las ventajas de la tecnología aun en la cocina tradicional; ensaya teorías acerca de cuánta cebolla frita es ¿cantidad suficiente¿. Y, como es esencialmente escritora, comparte deliciosos textos de la literatura judía en los que la comida tiene un rol protagónico. Pero como además de risas y emociones, que las hay en abundancia, este también es un libro de cocina, un menú de más de 80 recetas clásicas de la cocina judía europea permite asomarse a un universo gastronómico de pocos ingredientes, técnicas sencillas y mucha historia. ¡Lejaim!