A Willy le gustaba mucho el futbol. Pero había un problema, no tenía botines. No tenía dinero para comprarlos. Una noche, Cuando Willy caminaba de regreso a casa, al pasar por la vieja pastelería, vio a alguien jugando con un balón. El desconocido vestía un anticuado uniforme de futbol, como el que el padre de Willy solía usar, según él recordaba. Y jugaba bien, muy bien. Entonces el desconocido hizo algo inesperado. Se desató los botines, se los quitó, y sin decir una sola palabra se los dio a Willy. Willy los miró fijamente, con asombro. Cuando levantó la vista no había nadie...
