La Edad de Oro fue un concepto común a todos los pueblos de la antigüedad. Sin excepción, culturas como la egipcia, la griega, la sumeria o las mesoamericanas postulaban un tiempo remoto en el que el mundo había estado gobernado por una civilización muy desarrollada de la que, por culpa de sucesivas catástrofes naturales, hemos perdido toda memoria. Javier Sierra decidió poner a prueba este mito recorriendo el planeta en busca de pruebas y las ha reunido en este fascinante trabajo. Para él, la alineación astronómica de los templos del antiguo Egipto, las llamadas "pistas de Nazca", e incluso la estructura interna de ciertas lenguas precolombinas obligan a tomarse en serio la existencia de ese tiempo dorado de los mitos.
