En enero de 1930; tres años antes de que Hitler llegara al poder; los nazis ganaron elecciones locales en Turingia y; bajo ese manto de legalidad; iniciaron una purga en el ámbito cultural: prohibieron el teatro expresionista; la música atonal y el jazz; la asistencia a cabarets; retiraron de los museos obras vanguardistas; como las de Klee y Kandinski; censuraron películas que tenían un toque de erotismo. ¿Qué les resultaba tan amenazante en la Bauhaus y en otras corrientes que habían florecido en las primeras décadas del siglo; o en la prensa marxista y anarquista? ¿Por qué hablaban de arte degenerado; contrario al espíritu germánico? ¿Existía un establishment cultural judío que había que desmantelar?Primer trabajo integral sobre la cultura alemana bajo la dictadura de Hitler; este libro cuenta cómo se incubó la ideología nacionalsocialista y con qué procedimientos el régimen instalado en 1933 arrasó el pluralismo para erigir una estética totalitaria de propaganda y control en función de los objetivos prioritarios: la aniquilación de los judíos y la expansión territorial. Respaldado en un gigantesco caudal de documentación; entrevistas e incluso su vivencia personal; Michael Kater reconstruye cómo una mezcla de leyes y decisiones arbitrarias de ministros (que competían ferozmente entre sí) amordazó la radio; la prensa liberal o de izquierda; las editoriales; los noticieros del cine (revisados por el Führer en persona). Y pone el foco en el arte figurativo y reaccionario promovido por el hitlerismo: para alentar la simpleza y la lealtad; proliferaron novelas de estética kitsch que exaltaban el suelo patrio y el trabajo manual; o películas con hazañas de soldados arios abnegados hasta el absurdo. Pero Kater va más allá; y relata qué límites y recelos enfrentaron los artistas exiliados que buscaban crear una contracultura; y cuántos silencios y paradojas acompañaron la reconstrucción después de 1945.A través del prisma de la cultura; este libro propone una nueva historia del Tercer Reich y sus mecanismos internos; a la vez que reflexiona sobre las posibilidades mismas de la creación artística e intelectual bajo un sistema totalitario.