«Cuando salimos del campo para volver al pueblo los vimos y él me decía camina, María, camina adelante mío y no mires nada más. Pero yo tenía paura. No quería caminar porque tenía que pasar arriba de los muertos». Como tejiendo suavemente una tela hecha de distintos hilos que a veces se anudan o enredan, la autora nos ofrece una novela donde el protagonismo lo tiene el lenguaje, la lengua, lo oral, lo dicho y lo recordado, aunque también lo olvidado. Una mujer italiana, nacida en un pequeño pueblo, se ve obligada a abandonarlo todo para sobrevivir después de la Segunda Guerra Mundial. Viaja con su hija adolescente a la Argentina, una tierra completamente desconocida donde ambas se reinventarán, como tantos y tantas inmigrantes que poblaron nuestro país y toda América Latina. De Italia vinieron antes los hombres de la casa, allá quedaron su cultura, sus antiguas costumbres y una vida entera.