"No se puede soñar con algo que uno no conoce. Nadie sueña con lo que nunca vio. Lo que hacen los sueños es juntar de una manera rara partes de la realidad que ya conocíamos. Cuando uno escribe un cuento o una novela, pasa algo así: aunque parezca que tiene mucha imaginación, el autor no está inventando nada. Hace lo mismo que en un sueño, pero de una manera mucho más controlada. De la realidad, que es infinita, elige un pedacito de aquí y un pedacito de allá y con esas partes construye un mundito chiquito, artificial, una especie de máquina de contar que se pone en movimiento cada vez que alguien la lee". Estos minicuentos de Ana María Shua reúnen pesadillas más o menos cotidianas. Son historias de sueños terribles con los que convivimos en el mundo casi real de la literatura.