Mujeres: ¡álcense! Su primer deber en este momento es exigir el derecho al voto. La ley italiana es la más justa en el mundo civilizado y la más humanitaria: hónrenla. Esa misma ley, que nunca impidió el acceso de las mujeres a la universidad, al servicio médico en los hospitales -derechos, estos, que costó trabajo conseguir en otras naciones europeas- tampoco impide que las mujeres voten.