Cuando Absalom Feinberg cumplió doce años fundó una agrupación para desalojar de su país al imperio otomano e inició una epopeya. Era un apasionado de las letras y de la naturaleza. Gozó aventuras en el desierto y en la París de la belle époque. Se entreveró en romances cruzados y allanó el avance del ejército libertador británico en la Primera Guerra Mundial. Pocos jóvenes hicieron tanta historia.