Nuestra especie no era la única ni la más prometedora de las varias versiones de humanos en el planeta hace 200.000 a ños. Pero lo conquistó. Salió de su cuna en ?frica y ocu pó todos los continentes. Seleccionó y rediseñó al puña do de animales y vegetales de los que se alimenta. Se multip licó una y mil veces. Hizo pueblos, ciudades, imperios, gue rras, transportes, fábricas e ideas, muchas ideas. El Homo sapiens de hoy es el mismo animal, pero se mueve menos, come peor, trabaja más y tiene menos sexo que sus tatarabuelos africanos. Padece ese desfasaje a cambio de mortalidad baja y pobreza en descenso. Sigue triunfando en su primacía sobr e el resto de las especies, pero lo pueden desafiar seriamen te una pandemia o una crisis ecológica, o los cambios en su propio cuerpo a medida que la medicina apaga la selección natural y la ingeniería genética imagina humanos de diseñ o. A prudente distancia de la corrección política y con un a dosis importante de humor, este ensayo -que es también cr ónica- repasa los hallazgos de los últimos años sobre la evolución humana e invita a pensar cómo queremos vivir de ahora en adelante. "Que una especie intente desactivar los mecanismos de la selección natural que operan sobre sí misma, y lo logre casi por completo, es inédito, y ya est redefiniendo al Homo sapiens [...] El ser humano se va con virtiendo gradualmente en Homo medicus, una especie mucho m s diversa, formada por descendientes de Homo sapiens que va n acumulando variaciones genéticas, útiles o no. Gracias a