El breve período que va de la asunción presidencial de Héctor J. Cámpora el 25 de mayo de 1973 a la muerte de Juan Domingo Perón, su mentor y sucesor, el 1° de julio del año siguiente, marcan el apogeo y ocaso de un sueño. La pesadilla ya se había anunciado en Ezeiza, cuando un sector del justicialismo emboscó y tiroteó a la izquierda del movimiento, que también recibía a su líder después del largo exilio. En esos pocos meses, el vértigo de los acontecimientos cambia el signo ideológico de la época y erosiona a la patria socialista. La velocidad de esos días decisivos -acelerados por el triunfo aplastante de la fórmula Perón-Perón en las urnas y el asesinato de Ignacio Rucci por parte de Montoneros poco después- tiene en Martín Caparrós y Eduardo Anguita a sus mejores cronistas.