¿La brevedad de El frasquito, su fragilidad y su condición de noticia esporádica parecen exigir prólogos y otras garantÃas cada vez que se reedita. Cuando lo leà por primera vez, treinta años más jóvenes ambos, fue su juventud la que me asombró. La juventud del libro, su candor e irreverencia inimitables que nada tienen que ver con la precocidad. Treinta años después, después de releerlo, el efecto es el mismo. El frasquito parece el libro central de una estética gombrociana para la cual la inmadurez lo es todo.¿ ¿La década del setenta precipitó muchos acontecimientos que El frasquito, en su condición de testigo, no prefigura ni promete, hecho que tampoco lo convierte en un souvenir más de la época. Por suerte no es el carácter profético ni enfático de las historias del siglo veinte el que nos permite releerlas; la tranquilidad de la resurrección reside en esta lenta o lerda manifestación de singularidad que El frasquito conserva sin mácula.¿ Luis Chitarroni (Fragmento del Prólogo)