Esteban Espósito rompe el pico de una botella de whisky contra la mesada de una cocina para poder beber sin el incómodo gotero. En su pesadilla alcohólica libra una lucha sin cuartel contra la lógica de la realidad. Su sed no puede ser saciada porque exige una sola cosa: el secreto de la vida. Sartre dijo alguna vez que cuando un escritor no tiene nada más que decir es cuando puede volver a decirlo todo. Luego de dejar el alcohol en 1974, Abelardo Castillo creía que básicamente había dejado de escribir, pero ocho años después pasó de ese retiro casi efectivo a un fenomenal despliegue de su potencia expresiva, en este libro en el que fue capaz de decirlo todo. "Dipsómano en griego significa el que tiene sed, y este libro es el mejor retrato del alcoholismo que ha dado la literatura argentina. Pero además es otras cosas. Aquello que persigue Esteban Espósito es lo mismo que perseguían el cónsul Firmin en Bajo el volcán, Samuel Tesler en Adán Buenosayres y Dylan Thomas la famosa noche de los dieciocho whiskys seguidos. Todos los grandes dipsómanos de la literatura levantan la oreja y prestan atención cuando un nuevo aspirante se aventura en su terreno. Todos están presentes en este libro fulgurante". JUAN FORN